miércoles, 16 de agosto de 2017

EL TURISTA ESPIRITUAL

Siempre me ha gustado viajar. Los viajes cambian mi mirada que se vuelve curiosa. Pero lo realmente curioso de los viajes es que me cambian, me transforman, especialmente cuando he ido al extranjero.

Lo reconozco, tomo mate desde que estuve en Argentina y Uruguay, tengo acento panameño y se salomar. Dicen que soy un novelero porque me gusta lo novedoso.

Con el tiempo he descubierto que busco sitios especiales donde se sorprende y crece mi parte interior. No son viajes para mi dimensiòn fìsica, psiquica o emocional. Son viajes donde se alimenta mi dimensiòn espiritual.

Un claustro de un monasterio de noche con una vela, un canto en una ermita ortodoxa en una isla griega, el incienso de una virgen sevillana, el silencio del cañón del Colorado, el tocar las piedras del dolmen de Làcara o visitar un cementerio romano, un columbario en Mèrida.

Lo mejor es que mis amigos y amigas dicen que los cuento estupendamente, que se por donde entrar, por donde salir, donde mirar, que soy un simpático guía espiritual.

Tras trabajar el año pasado en el año Santo Guadalupense y de hacer un plan de marketing de turismo religioso he ascendido un poco más arriba y me he convertido en un turista espiritual. A peticiòn de esos amigos, abro este blog.




Si tienes tus propios espacios, bosques, monasterios, caminos, cuentamelos y lo contaremos por aquì.

El turista espiritual sabe que algo pasa. Que pasemos muchas cosas juntos.

Jaime