miércoles, 8 de enero de 2020

EL BUDISMO SE CASA CON EXTREMADURA

El turista espiritual que escribe estos artículos mensualmente ha recibido muchas llamadas desde que ha aparecido en la prensa regional la posibilidad de situar en Cáceres uno de los principales centros budistas de toda Europa.
Una estatua de Buda de unos 40 metros y un gran centro budista tras la que se encuentra la Fundación Lumbini Garden y que, supuestamente, cuenta con el apoyo y la financiación de varios países de Oriente y también con el aprecio del Ayuntamiento y de la Junta de Extremadura han levantado una gran polvareda espiritual en esta Extremadura tan dada a que te salga una plataforma en contra nada más que indiques que quieres hacer algo.

Sin embargo, la atracción de la espiritualidad budista por nuestra región ya ha dado importantes pasos, especialmente en el norte de Cáceres, entre sus montañas y valles, que son unos grandes espacios naturales para perderse y encontrarse.
El Olivar de Buda, en Acebo, en la sierra de Gata, que cuenta con monjas, o el templo que existe en Villanueva de la Vera, ya son de los mejores destinos de espiritualidad budista que existen en España.
Esta religión que nación en la India cinco siglos antes de que naciera Cristo se extendió con cierta rapidez por todo Asia, pero en Occidente se ha puesto de moda ayudado por la devoción de estrellas del rock o de Hollywood y por la capacidad de atraer de un personaje tan carismático como el Dalai Lama. Es la religión oficial en países como Tailandia, y es una doctrina o religión con miles de seguidores en nuestro país.
El budismo es una religión que no es teísta. Los budistas creen en la consecuencia de sus actos, que marca un camino para liberarse del sufrimiento y que enseñó el príncipe Siddharta, reconvertido en Buda, que significa ‘el iluminado’. Todo ello pasó bajo una higuera, como mi famosa higuera de Malcocinado, que por cierto tiene entre su tronco y ramas cinco budas diferentes que hacen la gracia a los pequeños que tienen que encontrarlos.
Para un budista la paz, la serenidad, la meditación, el encuentro con la naturaleza y con el silencio son partes sustanciales de su filosofía.
Lo bueno es que se puede practicar estas hermosas técnicas sin ser budista, pero con ellos, con sus técnicas y en sus espacios.
Esto para mí es muy atractivo, ya que no tengo que dejar de ser cristiano para disfrutar de encuentros, prácticas, retiros, etc., en un ambiente que te ayuda a mejorar tu estado espiritual.
Unos familiares míos se han ido de viaje a Tailandia, inicialmente a ver Bangkok y sobretodo, disfrutar de las playas. Sin embargo, gracias a su visita a los diferentes templos budistas, las imágenes, las personas, el aroma, la paz, el sosiego, la espiritualidad encontrada en esas excursiones, han entendido perfectamente que ha sido su etapa de turista espiritual la que ha primado sobre las otras.
La provincia de Cáceres es sin duda uno de los lugares más atractivos a nivel europeo que los seguidores de Buda han encontrado, y su interés en incrementar su presencia no debe asustarnos, sino todo lo contrario. Siempre que se trate de centros como los actuales o con inversiones serias, alejadas de sectas y otras hierbas.
El turista espiritual cree que en nuestra región hay demasiados espacios inutilizados y que, puestos en valor, pueden atraer a miles de personas que buscan la paz, el sosiego y la meditación. Por eso apoyo esta iniciativa, aunque, por mis años, creo que será difícil que culmine, aunque lo deseamos.